Argumento:
En esta obra el Duque de Rivas nos presenta a Don Álvaro, caballero enamorado de Leonor, la hija del Marqués de Calatrava.
Cierta noche, don Álvaro irrumpe en la habitación de Leonor con ánimo de raptarla, pero es sorprendido por el marqués de Calatrava. Accidentalmente, don Álvaro lo mata y emprende la huida. Al cabo de varios años, durante los cuales los jóvenes enamorados han vivido separados, don Álvaro en la guerra, y Leonor, escondida en una ermita, ambos se encuentran, pero el destino les impedirá la realización de su amor.
Dª. LEONOR.
¡Don Álvaro! ¡Don Álvaro!
D. ÁLVARO.
¡Señora!
Dª. LEONOR.
¡Ay! me partís el alma...
D. ÁLVARO.
Destrozado tengo yo el corazón... ¿Dónde está, dónde,
vuestro amor, vuestro firme juramento?
Mal con vuestra palabra corresponde
tanta irresolución en tal momento.
Tan súbita mudanza...
No os conozco, Leonor. ¿Llevóse el viento
de mi delirio toda la esperanza?
Sí, he cegado en el punto
en que alboraba el más risueño día.
Me sacarán difunto
de aquí, cuando inmortal salir creía.
Hechicera engañosa,
¿la perspectiva hermosa que falaz me ofreciste así deshaces?
¡Pérfida! ¿Te complaces
en levantarme al trono del Eterno,
para después hundirme en el infierno?
... ¿Sólo me resta ya?...
Dª. LEONOR.
(Echándose en sus brazos.) No, no, te adoro.
¡Don Álvaro!... ¡Mi bien!... vamos, sí, vamos.
D. ÁLVARO.
¡Oh mi Leonor!
CURRA.
El tiempo no perdamos.
D. ÁLVARO.
¡Mi encanto! ¡Mi tesoro!
(DOÑA LEONOR muy abatida se apoya en el hombro de DON ÁLVARO, con muestras de desmayarse.)
¿Mas qué es esto?... ¡ay de mí!... ¡tu mano yerta
me parece la mano de una muerta...
Frío está tu semblante como la losa de un sepulcro helado...
Dª. LEONOR.
¡Don Álvaro!
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