Una buena lectura para Halloween
Halloween es una fiesta de origen celta que se celebra, sobre todo, en países como Estados Unidos o Inglaterra. Esta costumbre se está extendiendo cada vez más en nuestro país, de manera que no es raro ver a niños, y no tan niños, disfrazados de zombies, monstruos o brujas.
Para celebrar este día leyendo, os recomiendo "Las brujas" de Roahld Dahl, un divertido y terrorífico cuento que te enseñará a distinguir a estas malvadas mujeres empeñadas en acabar con todos los niños.
Una nota sobre las brujas
En los cuentos de hadas, las brujas llevan siempre unos sombreros
negros ridículos y capas negras y van montadas en el palo de una escoba.
Pero éste no es un cuento de hadas. Este trata de BRUJAS DE VERDAD.
Lo
más importante que debes aprender sobre las BRUJAS DE VERDAD es lo
siguiente. Escucha con mucho cuidado. No olvides nunca lo que viene a
continuación.
Las BRUJAS DE VERDAD visten ropa normal y tienen un
aspecto muy parecido al de las mujeres normales. Viven en casas
normales y hacen TRABAJOS NORMALES.
Por eso son tan difíciles de atrapar.
Una BRUJA DE VERDAD odia
a los niños con un odio candente e hirviente, más hirviente y candente
que ningún odio que te puedas imaginar.
Una BRUJA DE VERDAD se
pasa todo el tiempo tramando planes para deshacerse de los niños de su
territorio. Su pasión es eliminarlos, uno por uno. Esa es la única cosa
en la que piensa durante todo el día. Aunque esté trabajando de cajera
en un supermercado, o escribiendo cartas a máquina para un hombre de
negocios, o conduciendo un coche de lujo (y puede hacer cualquiera de
estas cosas), su mente estará siempre tramando y maquinando, bullendo y
rebullendo, silbando y zumbando, llena de sanguinarias ideas criminales. [...]
Cuenta con eliminar a un niño por semana. Si no lo consigue, se pone de mal humor.
Un niño por semana hacen cincuenta y dos al año.
Espachúrralos, machácalos y hazlos desaparecer. Ese es el lema de todas las brujas.
Elige
cuidadosamente a su víctima. Entonces la bruja acecha al desgraciado
niño como un cazador acecha a un pajarito en el bosque. Pisa
suavemente. Se mueve despacio. Se acerca más y más. Luego, finalmente,
cuando todo está listo... zass... ¡se lanza sobre su presa! Saltan
chispas. Se alzan llamas. Hierve el aceite. Las ratas chillan. La piel
se encoge. Y el niño desaparece.
Debes saber que una bruja no
golpea a los niños en la cabeza, ni les clava un cuchillo, ni les pega
un tiro con una pistola. La policía coge a la gente que hace esas cosas.
A las brujas nunca las cogen. No olvides que las brujas tienen
magia en los dedos y un poder diabólico en la sangre. Pueden hacer que
las piedras salten como ranas y que lenguas de fuego pasen sobre la
superficie del agua.
Estos poderes mágicos son terroríficos. [...]
Las brujas son siempre mujeres.
No
quiero hablar mal de las mujeres. La mayoría de ellas son encantadoras.
Pero es un hecho que todas las brujas son mujeres. No existen brujos.
Por
otra parte, los vampiros siempre son hombres. Y lo mismo ocurre con los
duendes. Y los dos son peligrosos. Pero ninguno de los dos es ni la
mitad de peligroso que una BRUJA DE VERDAD.
En lo que se refiere a
los niños, una BRUJA DE VERDAD es sin duda la más peligrosa de todas
las criaturas que viven en la tierra. Lo que la hace doblemente
peligrosa es el hecho de que no parece peligrosa. Incluso cuando sepas
todos los secretos (te los contaremos dentro de un minuto), nunca podrás
estar completamente seguro de si lo que estás viendo es una bruja o una
simpática señora. Si un tigre pudiera hacerse pasar por un perrazo con
una alegre cola, probablemente te acercarías a él y le darías palmaditas
en la cabeza. Y ése sería tu fin.
Lo mismo sucede con las brujas. Todas parecen señoras simpáticas.
Aunque tú no lo sepas, puede que en la casa de al lado viva una bruja ahora mismo.
O quizá fuera una bruja la mujer de los ojos brillantes que se sentó enfrente de ti en el autobús esta mañana.
Pudiera
ser una bruja la señora de la sonrisa luminosa que te ofreció un
caramelo de una bolsa de papel blanco, en la calle, antes de la comida.
Hasta
podría serlo —y esto te hará dar un brinco— hasta podría serlo tu
encantadora profesora, la que te está leyendo estas palabras en este
mismo momento. Mira con atención a esa profesora. Quizá sonríe ante lo
absurdo de semejante posibilidad. No dejes que eso te despiste. Puede
formar parte de su astucia.
No quiero decir, naturalmente, ni por
un segundo, que tu profesora sea realmente una bruja. Lo único que digo
es que podría serlo. Es muy improbable. Pero —y aquí viene el gran
«pero»— no es imposible.
Oh, si al menos hubiese una manera de
saber con seguridad si una mujer es una bruja o no lo es, entonces
podríamos juntarlas a todas y hacerlas picadillo. Por desgracia, no hay
ninguna manera de saberlo. Pero sí hay ciertos indicios en los que
puedes fijarte, pequeñas manías que todas las brujas tienen en común, y
si las conoces, si las recuerdas siempre, puede que a lo mejor consigas
librarte de que te eliminen antes de que crezcas mucho más.
Roahld Dahl
¿Quieres saber cómo sigue? Puedes leer el libro entero en este enlace.