Este año las alumnas ganadoras en el concurso de cuentos navideños son Diana Espinar Santiago (1ºA) y Carmen Muñoz Fernández (3ºA) . ¡Aquí tenéis sus relatos!
La tan odiada y
adorada Navidad
Todos
conocemos la historia del Grinch, pero, ¿qué pasaría si fuera al revés? ¿Qué
pasaría si en algún lugar, todos odiaran la Navidad menos una persona?
En
un pequeño pueblo llamado Blue Hills, todas las personas odiaban la Navidad,
todas menos una. Y esa persona es Luna, una chica de 24 años. Con el pelo largo
y castaño. Su cara es alargada, sus ojos son de un verde tan profundo como la
selva misma y su nariz chata. Es muy soñadora, creativa, divertida y valiente.
Le caía bien a todos, excepto durante la Navidad. En esa época del año, no la
soportaban porque siempre iba vestida con ropa navideña, le deseaba felicidad a
todo el que veía y decoraba toda su casa con un árbol de Navidad, luces y regalos.
…………………………………………….
Luna
Es 25 de noviembre, ¡ya solo queda un
mes para Navidad!
Me levanto con mucho ánimo de la cama
con ese pensamiento en la cabeza y hago mi rutina matutina. Y cuando voy a ver
si me ha llegado correo, abro el buzón y me encuentro con una carta.
Querida Luna:
Te escribimos esta carta porque nos gustaría
que pasaras las navidades con nosotros, aquí en Londres. Llevamos mucho tiempo
sin pasarlas juntos. Respóndenos cuanto antes, por favor. Ya sabes tenemos que
preparar tu antigua habitación.
Te quieren ,tus padres.
Rápidamente fui a mi habitación a escribirle la
respuesta.
Queridos padres:
Mañana mismo cojo el primer tren a Londres. Os echo
muchísimo de menos. Sobre todo en estas fechas. Estoy deseando veros.
Un beso, Luna.
Y no era mentira, enserio deseaba verlos, por eso llevé
la carta a correos. Y al volver a mi casa, me puse a hacer la maleta.
………………………………………………
La mañana siguiente
Luna se levantó de la cama con alegría. Se vistió con un jersey de copos de
nieve, unos pantalones vaqueros y su abrigo. Después de hacer su rutina, Luna
fue a la estación de trenes, para ir a casa de sus padres.
Después de un
largo viaje, Luna llegó a su destino. En cuanto vio a sus padres, fue corriendo
hacia ellos y los abrazó como nunca.
MIENTRAS
TANTO EN BLUE HILLS…
Hacía tres
días desde que Luna se había ido, todos en el pueblo se preguntaba dónde
estaba. Hasta que un día un niño que era amigo de Luna fue a su casa a jugar
con ella y se encontró una nota:
He ido a pasar las navidades con mis padres. ¡Feliz Navidad a todos!
Luna <3 span="">3>
El niño
resopló, cogió la nota y volvió a su casa.
Los días se
hicieron semanas, todos echaban de menos a Luna, pero lo intentaron ocultar con
su “odio” a la Navidad. Hasta que Daniel, el niño que encontró la nota, no
aguantó más y se lo contó a los demás. Para sorpresa de Daniel, a todos le
pasaba lo mismo y decidieron hacerle una sorpresa.
…………………………………………..
El 10 de
enero, Luna volvió a Blue Hills.
Cuando vio el
gran árbol que había en la plaza, se llevó una gran sorpresa al verlo decorado
con luces, adornos navideños y una gran estrella en la cima del árbol.
Ese árbol
había estado allí muchísimo antes de que ella se mudara, pero nunca lo había
visto decorado. ¡Estaba precioso!
Pero unos
gritos lograron sacarla de su trance. Y allí estaban todas las personas del
pueblo deseándole una muy feliz Navidad a Luna.
Daniel se
acercó a Luna y dijo:
-Luna,
como te extrañábamos mucho, decidimos que cada uno compraría una bola de
navidad y decoraríamos el árbol.
Luna seguía
mirando a todos con la boca abierta.
-Y,
qué. ¿Te gusta?
-
¿Qué si me gusta? ¡Me encanta!
Desde ese
día, hicieron una nueva tradición. Todos los años en Navidad decorarían el
árbol todos juntos.
Diana
Espinar Santiago (1ºA)
Una
nueva Navidad
Cuatro
semanas antes de Navidad…
Mi
cama, mi amada y bonita cama. Es ese lugar donde pasaría años y
años sin quejarme, ¿no es lo más cómodo del mundo?
-¡Cinthya!
¡Ya hemos llegado!
Genial,
ya ha llegado, para una vez al mes que viene tiene que molestarme con
sus chorradas de niñas pijas. Bostecé y me despedí de mi cama, a
la cual volvería minutos más tarde.
-Hola,
mamá.
-Hola,
cariño. Acompáñame al salón, he decidido hacernos la pedicura.
A
eso me refiero. Mi madre cree que para mí todo es la imagen y la
posesión de objetos aunque realmente sea lo contrario.
-Bueno,
Cindy ¿Qué quieres de regalos para Navidad? Ya sabes que no me
gusta que pidas más de quince.
Si
con uno ya me sobra…
-¿Podrías
invertir en la reforma del centro de adopción “San Juan”?
-Pero
mi niña... Quiero regalarte algo guay, algo cool.
-Lo
único que pido es eso, además, ¿Para qué necesito tantas cosas?
-Mi
pequeña, sabes que podemos regalarte lo que quieras. Piénsalo en la
cena de esta noche.
Ya
habíamos cenado, salí del restaurante para ver como caía la nieve
y una casa algo pequeña me llamó la atención. Había una familia
junto a la ventana colocando bonitas bolas en el árbol de Navidad y
reconocí a uno de los chicos, era uno de mis compañeros de clase,
Pedro. Me pilló mirando por la ventana y abrió la puerta principal.
-Hola,
Cinthya.
-Hola,
Pedro.
-¿Quieres
pasar?
-¿A
tu casa?
Asintió
y se apartó para que yo pudiera pasar. Su madre me miró y se
levantó con una sonrisa que casi no le cabía en la cara.
-Hola,
soy Claudia.
-Encantada,
soy Cinthya pero llámame Cindy si quieres.
-¿Quieres
cenar?
-Ay,
muchas gracias pero ya he cenado. Además creo que ya mismo tengo que
marcharme.
Nos
sentamos mientras los hermanos de Pedro seguían formando el árbol.
-¿De
dónde os conocéis chicos?
-Del
instituto, estamos en la misma clase.
Mi
móvil empezó a sonar y vi un mensaje de mi madre avisándome de que
ya nos iríamos. Me despedí e los chicos y de Claudia, no sin antes
intercambiar números y corrí hasta el coche de mis padres.
-¿Dónde
estabas, Cinthya?- me preguntó enfadado.
-Estaba
en casa de un amigo de clase.
Al
día siguiente…
Mis
padres cogían un vuelo hasta Austria en una hora y media y nos
despedimos.
-¿Estaréis
aquí en Navidad?
-Cielo,
la Navidad no es tan importante, además, estaremos esa semana en
Alemania.
-Genial.
Puede que pase la Navidad con Marta.
-Esa
chica... Sabes que no me gusta su familia.
-¿Por
qué?
-Porque
es pobre.
Resoplé
y subí a mi habitación enfadada para escribirle a Pedro para quedar
a tomar algunos batidos o algo, la cuestión era salir de esta casa.
Me recogió y fuimos a una cafetería.
-¿Dónde
pasas la Navidad?- preguntó después de beber de su chocolate.
-Pues,
no lo sé. Había pensado en ir a casa de Marta pero se va a
Barcelona con sus abuelos. ¿Y tú?
-En
casa, con mi madre y mis hermanos. ¿Te apetecería venir a casa y
cenar con nosotros?- preguntó tímido.
-Estaría
encantada. Por cierto, ¿te enteras de francés?
El
día de Nochebuena...
Estaba
nerviosa, sería mi primera Navidad acompañada por alguien que no es
mi cuidadora.
-Buenas
noches, Claudia.
-Buenas
noches, preciosa.
En
estas cuatro semanas, Pedro y yo nos hemos hecho inseparables,
siempre estamos juntos.
-Buenas
noches, chicos.
-¡Cindy!
¡Mira los regalos que ha dejado Papá Noel!
En
este caso creo que ha sido Mamá Noel, Claudia y yo fuimos a comprar
los regalos para los chicos. Ya habíamos cenado y ya nos íbamos a
dormir, yo compartía habitación con Pedro y
tengo
que decir que es muy bonita. Él ya se había dormido, pero yo no
podía... por lo que salí a la ventana de su habitación. Hasta que
recibí el mejor regalo.
-Hey,
¿todavía estás despierta?- me preguntó.
Rodeó
mi cintura y dejó su barbilla en mi hombro.
-Sí,
no puedo dormir. Esto es demasiado nuevo para mí.
Me
giré y me recosté en su pecho mientras él acariciaba mi pelo. El
ambiente era parecido al de las películas de Navidad, esas que ponen
en la tele a la hora de la siesta y nadie ve. Y, qué sarcástico,
porque me besó.
Carmen
Muñoz Fernández (3º A)